Profesor de Farmacología del CUCS de la Universidad de Guadalajara y Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C.
Un nuevo uso para el antígeno prostático específico.
Muchos expertos en urología sienten que la prostatitis es la enfermedad de los hombres que más comúnmente no es tratada en forma ideal. Varios médicos creen que casi todos los problemas de la próstata empiezan con una glándula prostática inflamada, en la mayoría de las veces por una infección. Es fácil para los hombres contraer una infección prostática, puesto que la infección puede adquirirse por transmisión sexual. Si la próstata se infecta puede reaccionar como muchas otras glándulas en el cuerpo que no responden al tratamiento.
Si un hombre desarrolla una infección y nunca se cura completamente, daña a la glándula y eso lo lleva a una prostatitis crónica, la cual puede continuar por meses o años. La próstata reacciona a la infección con la inflamación causando dolor. El dolor generalmente se presenta al orinar. Pero muchos hombres nunca experimentan este tipo de dolor, aunque sufran de una infección.
Para estos hombres, puede ser el comienzo de una hipertrofia benigna de próstata, es decir que la próstata está agrandada. Como muchas otras glándulas y órganos, cuando la próstata está inflamada producirá una proteína. Esta proteína no es claramente comprendida pero ha sido proclamada como un marcador para el diagnóstico de cáncer de próstata. El antígeno prostático específico o PSA se mide para rastrear el progreso de la enfermedad prostática, especialmente el cáncer. El PSA fue inicialmente descubierto en 1971 y se usó para ayudar a identificar a las víctimas de rapto.
Sorprendentemente, ahora se ha descubierto que el PSA no es sólo un marcador del cáncer, sino que también en realidad juega un papel importante en luchar contra el cáncer, al inhibir el crecimiento de vasos sanguíneos en los tumores. Las mujeres con cáncer avanzado de seno cuyos niveles están altos (hasta las mujeres tienen PSA) tienen un mejor pronóstico. Es decir, son las que más probablemente sobrevivirán a su cáncer mamario y se curarán. Y entre los hombres arriba de los 75 años de edad con cáncer de próstata, en la actualidad se considera que el PSA conserva al cáncer refrenado, negando la necesidad para un tratamiento médico o una cirugía (Carter HB. Prostate-specific antigen testing of older men. J Natl Cancer Inst 1999 Oct20;91(20):1733-7).
Así que los científicos han realizado estudios agregando PSA a células cancerosas y encontraron que eso previene que las células cancerosas crezcan. Como ya lo mencioné, la razón es que el PSA es un inhibidor de la angiogénesis, lo cual previene que los tumores desarrollen nuevos vasos sanguíneos, haciendo que mueran por falta de irrigación. La glándula prostática está cargada con PSA, así que estos hallazgos pueden explicar porque el cáncer de la próstata crece tan lentamente que puede vivir en el hombre durante muchos años y no matarlo. En el futuro, los científicos podrían usar el PSA para tratar muchas diferentes clases de cánceres sólidos, tales como el del seno y de la próstata.
La conclusión de este estudio clínico (Fortier AH, Nelson BJ, Grella DK, Holaday JW. Antiangiogenic activity of prostate-specific antigen. J Natl Cancer Inst 1999 Oct 6;91(19):1635-40) es que el PSA no es específico de la próstata porque también se ha detectado en los cánceres de seno, de pulmón y de útero. Este es el primer reporte de que el PSA puede funcionar en los tumores como una proteína antiangiogénica endógena.
Existe otro estudio que demostró la solidez científica de la idea de que el PSA puede modular las interacciones entre el factor 1 de crecimiento parecido a la insulina (IGF-1) y la proteína 3 enlazante del IGF-1 (IGFBP3), lo cual sugiere que el PSA puede ciertamente jugar un papel en la regulación del crecimiento de las células fibromusculares prostáticas humanas (Sutkowski DM. Growth regulation of prostatic stromal cells by prostate-specific antigen. J Natl Cancer Inst 1999 Oct6;91(19):1663-9). Es importante recordar aquí que el zinc es un inhibidor endógeno de la actividad enzimática del PSA.
Otras investigaciones muestran que el PSA licúa al semen después de que se cuaja después de la eyaculación. Así que a los hombres a los que les falta el PSA no pueden convertirse en padres porque su eyaculación no se licúa para liberar al esperma para que pueda nadar hacia el óvulo.
Otro estudio muestra que el PSA es una prueba sanguínea razonable para corroborar infecciones urinarias en los hombres, aun cuando sus cultivos urinarios sean negativos. Casi todas las infecciones del tracto urinario en los hombres involucran a la próstata porque pueden elevar el PSA.
La verdad es que el examen microscópico ha determinado que el 30 % de los hombres con 50 años de edad o más, tienen cáncer de próstata pero solamente el 3 % morirá por ello. En efecto, desde el desarrollo de la prueba del PSA, la tasa de cirugía radical de próstata se ha incrementado en 6 veces, sin embargo, la tasa de muerte por cáncer de próstata ha permanecido esencialmente sin cambio durante los últimos 30 años (JAMA, Vol. 269, pp. 2633, 1993).
El Colegio Americano de Médicos dijo en una publicación reciente sobre su posición de que ni el examen rectal digital ni la prueba del PSA reducen las probabilidades del paciente de morir por cáncer de próstata ni mejoran su calidad de vida (Ann Intern Med. Vol 126, pp. 394, 1997).
Según un artículo publicado en la revista JAMA, una campaña para revisar a 50,000 hombres con edad de 75 años o más, resultó en operaciones que nos llevarían a 123 más fallecimientos que los que se esperarían estadísticamente si no se hubieran realizado dichas cirugías (JAMA, Vol. 271, pp. 192, 1994).
Una prueba más eficaz de medir el PSA es la conocida como el PSA libre en relación con el PSA total, la cual puede mejorar la discriminación de la prueba del PSA en la evaluación de los pacientes con enfermedad prostática. La prueba de la relación del PSA libre y el total es de gran valor clínico para reducir la tasa de biopsias negativas y en el manejo de pacientes con niveles altos de PSA y biopsias negativas previas (Collins GN. Free prostate-specific antigen in the field: a useful adjunct to standard clinical practice. BJU Int 1999 Jun;83(9):1000-2).
Según un equipo de tres médicos del M.D. Anderson Cancer Centre de la Universidad de Texas en Houston:
- El PSA deberá medirse anualmente a los hombres de 50 años o más, con una esperanza de vida de 10 años y a los hombres más jóvenes con alto riesgo para el cáncer de próstata.
- El examen rectal digital, que es una prueba que ayuda a predecir si el cáncer se ha esparcido más allá de la próstata, deberá realizarse en los hombres que tienen 50 años o más y en los hombres más jóvenes con alto riesgo para el cáncer de la próstata.
- Se recomienda una biopsia para todos los hombres que tengan una prueba de PSA con un resultado arriba de 10.
- Las opciones de la medicina convencional para el manejo primario del cáncer de próstata son la cirugía, la terapia de radiación o la observación cercana. Las decisiones del tratamiento deberán basarse en la agresividad del tumor, el estadio del tumor y la esperanza de vida del paciente.
- El cáncer de próstata avanzado, desde el punto de vista de la medicina convencional, es mejor manejarlo con terapia hormonal y con el tiempo, con quimioterapia.
- La terapia de radiación puede incluir semillas radioactivas implantadas o externas, lo cual es un procedimiento conocido como braquiterapia.
La dieta puede detener el cáncer de próstata
De acuerdo a las estadísticas existentes más recientes, a nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud considera que alrededor del 60 % de los cánceres en las mujeres y el 50 % de los cánceres en los hombres, están definitiva y directamente relacionados con la dieta y la nutrición.
Algunos estudios con autopsias han demostrado que casi un tercio de los hombres mayores de los 50 años de edad, tienen tumores prostáticos microscópicos, cantidad que aumenta con la edad.
Envejecer es el factor de riesgo primario para el cáncer de próstata. La edad promedio del diagnóstico son los 70 años. El diagnóstico se puede hacer por medio del examen rectal digital, a través del cual, el médico siente la próstata a través de la pared del recto. El AEP (Antígeno Específico Prostático), es una proteína producida por las células prostáticas que frecuentemente está presente en niveles elevados en la sangre de los hombres que tienen cáncer de próstata.
El tratamiento depende de la etapa en la cual se haya descubierto el cáncer, de la edad y del estado general de salud del paciente. La cirugía y la terapia con radiación son las opciones para el cáncer que está confinado a la próstata. La terapia hormonal es la más comúnmente usada en el cáncer de próstata metastásico y puede incluir la orquiectomía (la remoción quirúrgica de los testículos) o medicamentos que reducen los efectos de las hormonas masculinas. Otros tratamientos convencionales más modernos y sofisticados son la ablación crioquirúrgica prostática percutánea, los anticuerpos monoclonales y la radioterapia con un rayo protónico.
La impotencia es el efecto colateral más común de larga duración del tratamiento del cáncer de próstata. La terapia de radiación causa impotencia en cerca del 40 al 50 % de los pacientes.
Varios científicos no sólo han confirmado que una dieta apropiada puede prevenir el cáncer de próstata, ahora creen que hasta la dieta se puede usar para tratarlo. Su último descubrimiento, que una dieta baja en grasa puede retardar el crecimiento del cáncer de próstata, hizo que un investigador del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, el Dr. Heston escribiera en Journal of the National Cancer Institute (Oct 4, 1995;87:1456-62) que "la modificación dietética de alta a baja en grasa produjo un crecimiento más lento del tumor aún después de la formación de tumores medibles".
En el estudio de este centro oncológico, a unas ratas se les inyectaron células de cáncer de próstata humana.
A los animales que se les dio una dieta de cerca del 21 % de calorías de las grasas, tuvieron en un 50 % más lento el crecimiento tumoral que aquellos animales en una dieta de grasas del 40 %. Y por ejemplo, la dieta promedio Americana que se consume en la actualidad, tiene cerca del 36 % de calorías de grasas.
La investigación epidemiológica siempre ha sugerido la conexión entre las dietas altas en grasa y el cáncer.
Otro ejemplo, la incidencia de cáncer de próstata para los americanos blancos es de 37 % más alta que la de los Chinos, quienes consumen una dieta baja en grasa. Japón, también es un país de comedores de poca grasa y tiene una incidencia de cáncer de un 25 % menos que los EE. UU. Uno estaría tentado a pensar que estas diferencias se pueden deber al resultado de la genética. Sin embargo, no hay que pasar por alto que aquellos hombres japoneses que se mudan a los EE. UU. experimentan un incremento importante en el riesgo de cáncer de próstata. Además, como los Japoneses urbanos han aumentado su consumo de alimentos ricos en grasa, sus incidencias de cáncer también se han elevado, mientras que los Japoneses rurales que se adhieren a su dieta baja en grasa, no han experimentado una elevación similar en los casos de cáncer.
El cáncer de próstata es en general muy lento en su crecimiento y frecuentemente no causa problemas hasta la vejez. Como resultado de varias investigaciones, numerosos científicos, en la actualidad, creemos que muchos de los hombres viejos con cáncer de próstata no necesitarían nada más que ciertos ajustes dietéticos para detener el progreso de su enfermedad (Am. J. Coll. Nutr. Vol. 12 No. 3, 1993).
El acercamiento natural hacia el cáncer de próstata involucra cuatro pasos. El primero es disminuir la congestión en el área pélvica baja, es decir, mejorar la circulación. El segundo paso es comer una dieta específica para mejorar la salud de la próstata. Se recomienda consumir una dieta alta en productos de soya ya que contienen isoflavonas que ayudan a desintoxicarse de la dehidrotestosterona. El tercer paso consiste en prescribir los complementos nutricionales adecuados, ya sean minerales, vitaminas, aminoácidos o enzimas, de acuerdo al perfil dietético de cada paciente. El cuarto paso es el uso de plantas medicinales como la Serenoa repens que contiene substancias que inhiben activamente la formación de dehidrotestosterona a partir de la testosterona (al inhibir la enzima 5 alpha reductasa la cual, la convierte).
Otra planta que se usa es el Pygeum africanum, la cual también limita la formación de dehidrotestosterona y disminuye los niveles de prolactina (una hormona de la pituitaria relacionada con la próstata y la función sexual).