Se hereda por el cromosoma X que aporta la madre y lo sufren los varones. Uno de sus síntomas visibles son los dientes puntudos.
Este descubrimiento ha revelado un tipo de enfermedad genética que puede extenderse mucho más allá de la IP y aplicarse a otros desórdenes, pero todavía queda mucha investigación por hacer.
Es uno de los primeros genes descubiertos en enfermedades que sean letales en varones.
Es un marcador biológico que produce un diagnóstico molecular.
Se hace posible realizar un diagnóstico prenatal durante el embarazo para determinar si el feto tiene el gen que causa IP.
La madre de un bebé con diagnóstico IP puede determinar si ella es portadora del gen y lo ha transmitido a su hija. Esto le proporcionaría información importante a la hora de plantearse nuevos embarazos.
Proporciona la base para un estudio más exhaustivo de las mutaciones varias del gen para predeterminar el nivel de severidad.
Puede realizarse el diagnóstico en un feto varón que haya sufrido un aborto espontáneo para determinar si la causa fue la IP.
Una pareja puede optar por la fertilización "in vitro". Un análisis previo a la implantación determina si el embrión fertilizado tiene IP. Los padres tienen la opción de escoger embriones no afectados por la mutación genética.