(enfermedad en el ojo)
cohenvero
Los médicos pensaron que este niño tenía problemas en su cuello pero en realidad era la manera de compensar el problema de su ojo.
PARÁLISIS OCULOMOTORA INFANTIL
1. CONCEPTO
Se define la parálisis como la pérdida total de la función del músculo, para distinguirla de la paresia, en la que la pérdida de la función no es total. Actualmente se considera que la mayoría de las limitaciones de los movimientos no son verdaderas parálisis, ya que generalmente se encuentra una cierta acción del músculo afectado, aunque, en términos generales, hablemos de parálisis oculomotoras (POM). La contractura, que se establece en muchos casos, es la verdadera responsable de la limitación del movimiento (1,2).
Kodsi considera como parálisis pediátricas a aquéllas que aparecen antes de los 18 años de edad (3).
2. CLASIFICACIÓN
Existen numerosas clasificaciones, que enumeran las parálisis en función de diferentes parámetros:
1. Según el momento de aparición.
• Formas congénitas. Su incidencia oscila entre el 2,4 y el 43,3% (4-6).
• Formas adquiridas.
2. Según el nervio afectado.
• VI par craneal.
• IV par craneal.
• III par craneal.
3. Según la etiología.
• Parálisis congénitas. Su causa no está suficientemente aclarada. Los traumatismos obstétricos, la hipoplasia de los núcleos, así como las anomalías de las fibras y la ausencia o hipoplasia de los músculos, son las causas más importantes (7).
• Parálisis adquiridas (figura 1). Los traumatismos (42,5%) son la causa más frecuente de parálisis adquirida en los niños (3). Pero no debemos olvidar que las parálisis englobadas bajo la denominación de parainfecciosas son frecuentes durante la infancia (desde los 18 meses hasta casi la adolescencia): postvíricas (1-3 semanas después de fiebre -a veces sin fiebre- o enfermedad respiratoria no específica, infecciones en el oído medio, amigdalitis…), postvacunales, o con viremias específicas como Epstein-Barr o varicela. Se trata de una parálisis aislada, «benigna», a menudo recurrente, que siempre tiende a la resolución espontánea sin complicaciones ni secuelas, en unas 10 semanas. En cuanto a la presencia de tumores, hay que referir que ronda el porcentaje del adulto (en torno a un 15-16%). En la población infantil, normalmente se trata de gliomas troncoencefálicos, o de astrocitomas y meduloblastomas de la fosa posterior. Por último, las formas idiopáticas y los aneurismas son mucho menos frecuentes en los niños, que en los mayores de 17 años .