La diabetes insípida (del lat. insipidus: «sin sabor») es por deficiencia absoluta o relativa de vasopresina, o por resistencia a su efecto. Los pacientes presentan poliuria hipotónica a pesar de que tienen elevados el sodio y la osmolaridad. Hay dos clases: diabetes insípida central (la más frecuente en humanos) y la diabetes insípida nefrogénica.
La alteración en la diabetes insípida central es el resultado de un déficit de la hormona antidiurética (vasopresina), que es la encargada de limitar la excreción de agua a nivel renal. Lo singular de esta hormona es que el hipotálamo la produce y luego es almacenada hasta ser liberada en el flujo sanguíneo por la hipófisis posterior.
En el caso de la diabetes insípida nefrogénica, la alteración ocurre a nivel de los canales de aquaporina tipo II en el túbulo colector lo cual impide un correcto funcionamiento de la vasopresina, a pesar de que sus niveles en el plasma estén dentro del rango normal.
La diferenciación entre el origen de la diabetes insípida tiene relación con la conducta y el tratamiento a seguir.
- Traumatismo craneal
- Infección
- Cirugía
- Tumor
- Ciertos fármacos (el litio, de interés particular a los psiquiatras)
- Altos niveles de calcio en el cuerpo (hipercalcemia)
- Nefropatía (como la enfermedad renal policística)
- Sed excesiva que puede ser intensa o incontrolable
- Deseos intensos de beber agua helada
- Volumen y descarga excesivos de orina